Y sin embargo… significa… Joaquín Sabina

Hay una persona en mi vida, cada día que pasa un poco más cerca, que me repite una y otra vez que es muy curioso que recuerdo las letras de las canciones que me gustan pero que nunca me paro a escucharlas, a saber que es lo que dicen, como lo dice.

El viernes pasado yendo en el coche con «La primera y la única» sonaba en la radio «… Y sin embargo» y me pregunta: ¿qué es lo que te gusta de esta canción?, ¡¡es un Cabrón!!. Le contesté, sinceramente muchas otras canciones de Joaquinito las había escuchado, pero esta me había quedado en la melodía, no había profundizado… y que sorpresa!!

En ningún momento en esta canción narra una historia de odio, de intenciones perversas o pretensiones malvadas y desconsideradas, es lamentablemente algo que ocurre demasiado a menudo y lo único que hace es contarlo de un modo elegante y poético (hago notar que me gusta Sabina, por si hasta ahora no se había percibido). En ningún momento, de estas líneas se atisba un mínimo desprecio a la mujer o a su dignidad en todo caso ellas son las que si quieren pueden encontrar despreciable que esta historia se repita con frecuencia en historias de amor que no funcionan al 100%.

Algunas anotaciones a la letra de la canción.

De sobras sabes que eres la primera,
que no miento si juro que daría
por ti la vida entera,
por ti la vida entera;
y, sin embargo, un rato, cada día,
ya ves, te engañaría
con cualquiera,
te cambiaría por cualquiera.

El protagonista está planteando que su enamorada está sobre todo, que es lo primero en su vida, que moriría por ella, pero son meras palabras cuando por momentos, a ratos, siente que todo eso se desvanece, que probaría otros placeres de la vida. Aquí ya se puede intuir que esta relación no funciona como el protagonista desea, por alguna razón desea que su enamorada sea exclusiva en su vida pero no lo consigue.

Ni tan arrepentido ni encantado
de haberme conocido, lo confieso.
Tú que tanto has besado
tú que me has enseñado,
sabes mejor que yo que hasta los huesos
sólo calan los besos
que no has dado,
los labios del pecado.

No me arrepiento de haberme conocido, de saber cómo soy, de saber que aunque quiero amarte sin condición no soy capaz. Se lo confiesa a la amada y la exalta diciendo que es la mejor, que con ella todo funcionaría pero por alguna razón eso que sabe que puede recibir de ella no lo tiene.

Porque una casa sin ti es una emboscada,
el pasillo de un tren de madrugada,
un laberinto
sin luz ni vino tinto,
un velo de alquitrán en la mirada.

Una emboscada te hace sentir desamparado, el sentimiento de un ataque cuando no lo esperas es una sensación de vacío y soledad. Por tres veces reitera este sentimiento en cada frase de un modo más sutil y cristalino. 1º la comparación de la ausencia directamente con la emboscada, después lo compara con la soledad, el desamparo y el silencio de un pasillo, puede ser de un tren o cualquier sitio, mientras todo el mundo duerme, y por último el laberinto sin luz. El vino tinto, muchos dicen que el vino es salud que es la alegría de la vida, supongo que la comparación va por ahí. La última frase refleja la oscuridad de una mirada triste nostálgica y falta de sentimientos. Una mirada tras el velo más negro posible, una mirada de luto.

A día de hoy Sabina hace cambio, canta “Porque una casa sin ti es una embajada”, lo que le da otro sentido a la frase. Ya no se habla de trampa sino de frialdad e indiferencia.

Y me envenenan los besos que voy dando
y, sin embargo, cuando
duermo sin ti contigo sueño,
y con todas si duermes a mi lado,
y si te vas me voy por los tejados
como un gato sin dueño
perdido en el pañuelo de amargura
que empaña sin mancharla tu hermosura.

Cada día que pasa comportándose de este modo se vuelve peor, se va envenenando con su actitud pero a la vez es incapaz de dejar de pensar en ella. Se vuelve a entender el deseo de quererla, pero la relación no funciona. El hecho de que piense en su amor cuando no está con ella y en las demás cuando con ella convive es la demostración más clara de insatisfacción, de que no está a gusto con la situación, de que algo no funciona el la relación. Contrapuesto a esto expone que si no está la desolación, agonía, amargura y soledad le invade pero estas sensaciones no manchan los sentimientos para con ella, por lo que reitera una vez más su amor, o su deseo de amor.

No debería contarlo y, sin embargo,
cuando pido la llave de un hotel
y a media noche encargo
un buen champán francés
y cena con velitas para dos,
siempre es con otra, amor,
nunca contigo,
bien sabes lo que digo.

El sentimiento de culpabilidad aflora y aun así lo cuenta, cuenta que todos los detalles, todas las atenciones, no son para ella, son para las demás. Se siente culpable por querer hacer estas cosas, por tener esos momentos de intimidad, de complicidad de pasión, con otras más que con su amor, de este sentimiento de culpabilidad se desprende la amargura, la desazón, la tristeza e incomprensión de uno mismo que se respira de esta letra.

Porque una casa sin ti es una oficina,
un teléfono ardiendo en la cabina,
una palmera
en el museo de cera,
un éxodo de oscuras golondrinas.

De nuevo lanza una serie de piropos a su amor, lo que vuelve a reflejar su inseguridad, su necesidad de que funcione la relación, su necesidad de olvidarse de sus traiciones. Porque, qué peor que una casa tan fría como una oficina, dónde cada uno se dedica a lo suyo y dónde las relaciones humanas en muchos casos brillan por su ausencia. Qué más desolador y triste que la sensación de llamar incesantemente a un teléfono donde desesperadamente necesitas atención y no la encuentras. ¿Quién puede imaginar una palmera en un museo de cera?, ¿dónde va? junto al Rey, a Indurain, a Felipe González, Aznar, es algo impensable, él no encuentra modo de imaginar una casa sin ella. Las golondrinas de Bécquer siempre vuelven, no se olvidan cada año de retornar y colgar sus nidos en tus balcones. Olvido.

Y cuando vuelves hay fiesta
en la cocina
y bailes sin orquesta
y ramos de rosas con espinas,
pero dos no es igual que uno más uno
y el lunes al café del desayuno
vuelve la guerra fría
y al cielo de tu boca el purgatorio
y al dormitorio
el pan de cada día.

Se reencuentra con la primera, la amada, la que realmente quiere querer y tienen un momento apasionado tienen bailes sin orquestas, como cuando te abrazas de felicidad a la persona que amas y te balanceas siguiendo las palpitaciones de tu corazón. Pero poco a poco todo va encauzándose a la rutina a la guerra interna del desear el deseo y el querer quererla sin amarla.

Todo esto es imposible sin amar a con quien convives.

El maestro… Joaquín Sabina… El poeta… Digan lo que digan… el señor.

Publicado en Música, Reflexiones, Sabina. Etiquetas: . 68 Comments »